jueves

Capoeira e tudo o que a boca come


Querido Pé Vermelho:

Te escribo porque me encuentro realmente muy feliz, me has demostrado que eres capaz de cosas que yo nunca hubiera imaginado o simplemente la mayor parte del tiempo me negué a creer.

Recuerdo claramente que no eras un buen deportista, ni en la primaria, secundaria o preparatoria; es decir, nunca. Siempre te inclinaste más por el lado artistico o lo que no implica un gran esfuerzo físico y a mi me encanta porque te cultivas lo que para mi es realmente importante; sólo había una cosa que no soportaba... eso es verte mirar con recelo a los buenos deportistas e intentar emular su capacidad pero sólo en la imaginación.

Eras el vivo retrato del deportista frustrado, enclenque y con un espiritu deportivo que asemejaba a un esperpento.

¡Oh bendita universidad! Y no lo digo porque ames a la escuela, pero la universidad fue tu guía a la actividad que siempre habías estado buscando, aunque todo comenzó como un chiste.

Tarde en la escuela, sonido de cuerdas:

¡Don din! ¡Don din! ¡Don don din, don don din din!

¡Música y tus dedos se mueven al compás!
¡Música y tus pies se mueven al compás!

Te acercas al origen de la música y ves a un grupo de alumnos reunidos en un circulo, aplaudiendo al unísono, recitando coros de una canción que entona un hombre alto, corpulento, negro. Dos personas se saludan y entran al centro del circulo con una vuelta de carro. Una extraña pero acompasada coreografía se lleva a cabo en el interior, una sensación de escalofrío te recorre la espina dorsal, la misma sensación que tienes cuando ves una excelente escena en una película o cuando notas músicales unidas te estremecen, esa sensación que yo nunca te he podido explicar porque es impulsiva.

Volteas a ver a tu estomago. Sí, la barriga que se te formó por el primer semestre de universidad viviendo solo, sabes que esta es tu oportunidad que habías estado buscando, y es que quieres...

-Conocer la coreografía.
-Quieres cantar.
-Quieres bailar.

Quieres la energía se desprende de ese circulo que ha estado cambiando de bailarines, los cuales lanzan patadas, saltan, giran, cantan, repiten, intercalan. Te estremeces, tu quieres eso, sabes que lo quieres para ti sea lo que sea... y yo accedo aunque te quiero preguntar ¿Por qué? Aunque ya sé cual será tu respuesta para mi "estoy subiendo de peso y debo evitarlo". Pero yo sé que esa no es la respuesta, la respuesta está en otra parte y no es mia, la respuesta es sólo tuya y yo no tengo que saberla, por lo que accederé de buena gana.

Y no me quejaré, te lo juro. Porque te quiero y sé que esto es bueno para ti, porque la respuesta en esa parte de ti que yo no entiendo, esa parte que siempre sentido como compañera de cuarto, pero es totalmente distinta a mi.

La respuesta está en tu alma, y yo no me interpondré entre ustedes dos, porque yo conozco las respuestas sensatas y lo que sé ahora es que la respuesta sensata está en tu alma.

No me olviden y los apoyaré en esta travesía.

Sigan a la capoeira, eso es lo que quieren, capoeira. Y yo los apoyo.

Muito Axé,
Cerebro de Pé Vermelho

3 comentarios:

  1. genial, me encanto todo lo que se desborda en el texto y la forma de narrarlo ... debo admitir que me absorbiste

    ResponderEliminar
  2. Es magistral como logras captar las emociones que surgen dentro de nosotros cuando encontramos ese algo... q nos atrae y llena un espacio que estaba vacío y tal vez, no podiamos explicar qué nos faltaba.
    :)

    ResponderEliminar
  3. Es ese algo que nos llena y nos reconforta, que hace que perdamos el aliento o altera la rítmica de los latidos del corazón. Es lo que nos recuerda que somos humanos y que estar vivos, sólo para sentir algo así, vale la pena.
    Nunca pierdas eso.
    Zmenšiť

    ResponderEliminar